Ahora de mayores también tenemos la misma ilusión de niños , pero también con nuestros hijos, cuando tienen esa sonrisa en la cara que no se les quita , es una alegría para nosotros, porque sentimos que les hacemos feliz, y eso para nosotros es un mundo, ya que nos da también felicidad a nosotros.
Porque las cosas más pequeñas a veces hacen grandes mundos.
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